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lunes, 24 de abril de 2017

La transición olduvaiense achelense

El olduvaiense evolucionado

Es una tecnología de transición en la que comienzan a desarrollarse caracteres técnicos modernos:
  • Diversificación de útiles y métodos de talla: esferoides, poliedros y primeros grandes instrumentos sobre lasca. 
  • Mayor grado de configuración de los instrumentos. Presencia de útiles bifaciales. Los primeros artefactos achelenses, no son bifaces, sino grandes retocados con poca modificación secundaria.

Estratigrafía de Gombore. Fabio di Vicenzo et al, 2015.

Diferencias entre las series tecnológicas.

El Achelense se distingue claramente del Olduvaiense por la aparición de grandes herramientas de corte (LCT). El Achelense no reemplaza al Olduvaiense: en el Achelense Temprano, coexisten los artefactos tipo de ambas culturas.
El Achelense es tecnológicamente más avanzado y muestra una mayor profundidad de planificación jerárquica y una ejecución más experta de la talla (por ejemplo, Stout 2011).
El Olduvaiense utiliza técnicas bipolares de percusión directa para crear escamas de corte afilado, que se utilizan principalmente para procesar canales de animales. En contraste, el Achelense exige un aumento de las habilidades motoras y el control cognitivo para ejecutar secuencias operativas complejas que implican eliminar grandes positivos (> 12 cm) de núcleos gigantes o guijarros grandes y luego darles forma de hachas de mano con forma preconcebida. (Sharon 2008; Stout et al. 2008, 2015; Stout 2011; Sahnouni et al. 2013a, b). Esta complejidad adicional se habría asociado con mayores desafíos de aprendizaje, lo que potencialmente implicaría un mayor autocontrol para la práctica deliberada (Stout 2011) y un apoyo social más sólido para los aprendices (Stout 2002), posiblemente incluyendo la enseñanza intencional (Morgan et al. 2015). Esto, a su vez, podría tener implicaciones importantes para la coevolución del lenguaje y la tecnología (Morgan et al. 2015), así como influencias más directas sobre la evolución del cerebro a través de la adaptación fenotípica (el "efecto Baldwin"; Hecht et al. 2014). Semaw et al, 2018.


OLDUVAIENSE
OLDUVAIENSE EVOLUCIONADO
ACHELENSE
Yacimientos
Olduvai, Bed I
Koobi Fora
Olduvai Bed II
Koobi Fora
Konso-Gardula
Olduvai Bed II, III y IV
Tamaño de los útiles
Pequeño
Comienzan a elaborarse útiles de grandes dimensiones
Grandes instrumentos producidos sobre lasca
Configuración
Preferentemente unifacial
Mayor grado de configuración y primeros instrumentos bifaciales
Configuración intensa y bifacial.
División en fases
Grado de modificación de la   pieza original
Bajo
Creciente
Alto
Sistematización
Baja. Producción de tamaños y formas diversas y no controlables
Primeras sistematizaciones
Métodos de explotación recurrentes. Producción altamente controlable en cuanto al tamaño y la forma
Aprovechamiento de materias primas
Escaso
Creciente
Alto. Producción más numerosa de lascas
Ciclo de los instrumentos
Necesidad → producción → uso → abandono
Complejidad progresiva
Programación → producción → transporte → uso → reparación → abandono

Stone Tools Ethiopia
Herramientas halladas en Konso

Primeros yacimientos achelenses

Isaac (1969) propuso una aparición abrupta del achelense. Se ha recurrido frecuentemente a fórmulas porcentuales para determinar si un yacimiento corresponde al olduvaiense evolucionado o al achelense. Por otra parte, se ha especulado con el papel de los discoides y esferoides como traza de la aparición del achelense.

Los núcleos/escamas olduvaienses co-ocurrieron con el achelense y en realidad persistieron a lo largo del Paleolítico en forma de herramientas de conveniencia. Las LCT del achelense son las nuevas herramientas emergentes, mientras que los artefactos olduvaienses permanecen omnipresentes en todo el Paleolítico (por ejemplo, Clark et al. 1994). Según lo sugerido por Beyene et al. (2013), el achelense representa una industria avanzada que produjo LCT para nuevas actividades o para proporcionar una explotación más eficiente de las mismas actividades.

Lepre et al (2011) plantean la hipótesis de que las herramientas achelenses corresponden a un grupo diferente de Hominini mientras que Beyene et al (2013) consideran que las mismas especies pudieron fabricar las herramientas olduvaienses y achelenses.

Los restos achelenses más antiguos fueron datados en ~1,75 Ma, localizados en Kokiselei-4, Nachukui (West Turkana, Kenia) por Christopher Lepre y su equipo (2011) coexistiendo con restos olduvaienses.

Los conjuntos de Konso (KGA6-A1; Etiopía Meridional) han sido datados por Yonas Beyene el al (2013), en ~1,75 a <1,0 Ma. Las herramientas más antiguas son cronológicamente indistinguibles de las de Kokiselei. El conjunto de las herramientas más antiguas de Konso se caracteriza por la presencia de grandes puntas y toscos unifaces y bifaces.

Olduvai Bed II FLK-West es el yacimiento achelense temprano más antiguo con asociación de de explotación de fauna. Los hallazgos incluyen grandes herramientas de corte (LCT) simples y elaboradas y hachas de mano bifaciales y huesos con marcas de corte, de bóvidos, suidos y équidos. FLK-West está justo encima de la Tufa IIA, datada en ca 1,7 Ma (Díez Martín et al, 2015)

Los comienzos del achelense pueden rastrearse en Koobi Fora, con lo que se llamó Industria Karari (1,7 Ma), en más de 50 yacimientos. El morfotipo está constituido por los hallazgos del complejo FxJj18. Ludwig y Harris (1998) conciben esta industria como una variente local contemporánea de las industrias olduvaienses de la parte inferior del Lecho II en Olduvai. Lo más distintivo de esta industria es la aparición de los raspadores Karari, núcleos estandarizados sobre grandes lascas cuyas caras ventrales son usadas como plataforma para realizar secuencias largas de producción de lascas. Se disponía por tanto de la capacidad técnica para obtener lascas de gran tamaño si bien no se usaban aún como soportes para útiles formales.

YACIMIENTOS MÁS RELEVANTES DEL ACHELENSE INICIAL
ÁREA ARQUEOLÓGICA
LOCALIZACIÓN
CRONOLOGÍA MA
Kokiselei KS4, Nachukui Formation, West Turkana, Kenya
1,76
Olduvai (Tanzania)
FLK-West. Grandes herramientas de corte (LCT) simples y elaboradas y hachas de mano bifaciales y huesos con marcas de corte, de bóvidos, suidos y équidos.
1,7
Garba IVD
<1,7
Rietputs Formation, Windsorton, Northern Cape Province, South Africa
1,61
Gona (Etiopía)
OGS-12
>1,6
KGA 4. Kayle Member.
1,56
Barkly West, Northern Cape Province
>1,51
1,5
Nyabusosi (Uganda)
NY 18 (lascas de reducido tamaño)
1,5
Sterkfontein (Sudáfrica)
Miembro 5
1,5-1
Peninj (Tanzania)
Mugulud (grandes soportes retocados), Bayasi, Maritanane (núcleos y lascas de pequeño tamaño con pocos retocados)
1,5-1,1
Olduvai (Tanzania)
EF-HR (extracción de soportes y manufactura de artefactos), FCWest (obtención de lascas de pequeño tamaño y objetos de percusión; gran variabilidad técnica y enorme diversidad de materias primas), TK (explotación del cuarzo para yunques de percusión, con materias primas procedente de 2-10 km), BK
1,5-1,4
Gadeb (Etiopía)
2B, 2C y 2E
<1,5
Chesowanja (Kenia)
GnJi 1/6E
1,4
Kuruman Hills, entre Danielskuil y Kuruman al norte de Cape Province, South Africa
1,37
Winam Bay, Lake Victoria, cerca de Mount Homa, Kenya
1,35
Kilombe Volcano, entre el Lago Victoria y Nairobi, Kenya
1,30
Rietputs (Sudáfrica)
1,30
Gona, Dikika, Hadar, Ethiopia
1,15
Humbu Formation, West Lake Natron, Tanazia
1,15
Upper Webi Shebele Basin, Etiopía
1,07
Middle Awash area, Bouri Formation, Etiopía
1,01


Parece observarse un patrón general de cambio en la gestión del entorno desde una utilización generalista de los asentamientos a una especialización funcional de los mismos:
  1. En unos lugares se obtienen los grandes soportes, grandes lascas. 
  2. Posteriormente, en otros lugares, estas lascas serán transformadas 
    • En matrices para obtener productos cortantes más pequeños. 
    • En objetos estandarizados de grandes dimensiones como los bifaces y los hendedores. 
  3. En otros lugares se procesan carcasas, etc.
Esto implica que el entorno pasa a ser vivido como territorio con una ocupación continua de los asentamientos y una tendencia hacia el rendimiento diferido. A su vez, indica una mayor movilidad de los grupos humanos, para la que ergaster/erectus estaba especialmente adaptado. Los asentamientos se localizan preferentemente en los lechos arenosos de los pequeños afluentes, al resguardo del viento y fuera del alcance de las crecidas rápidas. Los refugios están mejor estructurados, con distintas áreas de actividad bien organizadas. Aparecen nuevos modelos de recolección y caza, con mayor diversidad de especies como recurso alimenticio.
Todo ello exige una nueva estrategia de subsistencia, con planes conceptuales muy complejos.
Natalie Thaïs Uomini y Georg Friedrich Meyer (2013), mediante la ecografía Doppler transcraneal (fTCD), que mide los patrones de lateralización del flujo sanguíneo cerebral, comprobaron la alta correlación hemodinámica de dos tareas diseñadas para aislar el componente de planificación de la elaboración de herramientas achelenses de la generación de palabras.  Esto es consistente con un sustrato neural común para la fabricación de herramientas de piedra y el lenguaje, y es compatible con las teorías que defienden una co-evolución del lenguaje y praxis manuales. Los resultados apoyan asimismo la hipótesis de que el lenguaje pudo haber surgido hace 1,75 Ma, con el inicio del achelense. Esta tecnología requiere mayor coordinación visomotora y organización jerárquica de acción que el olduvaiense.

Difusión del Modo 1 y el Modo 2. Sheila Mishra, 2014.

Esquemas de paso

Es importante averiguar cuándo pudo llevarse a cabo ese salto adelante en el uso de herramientas y cuál es la distribución temporal de las diferentes tradiciones.
Berthelet, Chavaillon y Picq (2001) distinguen tres posibles esquemas de paso:
  1. Continuidad local. El paso del olduvaiense al achelense es progresivo e irreversible. Ejemplo: Melka-Kunturé.
  2. Alternancias culturales. En un mismo yacimiento se observa una alternancia de niveles. Dos grandes tradiciones técnicas habrían evolucionado. ¿Formaban parte de la misma cultura?
  3. Discontinuidad local. Variabilidad en la adaptación ecológica de los humanos.
El Modo 1 siguió practicándose por muchos grupos del grado erectus, e incluso resurgió con carácter oportunista. Fueron estos grupos los primeros pobladores humanos de Eurasia, quizá en busca de nuevos espacios libres de la competencia con grupos achelenses. 

Transición olduvaiense achelense

Argumentos en favor de un origen gradual no vinculado al erectus:
  • La idea de un paso gradual de la cultura olduvaiense a la achelense tuvo su justificación primera por la secuencia que se halla en los lechos I y II de Olduvai. Las aproximaciones tipológicas de Leakey (1971) se determinaron de acuerdo a la representación de juegos de herramientas, potencialmente indicativos de las diversas actividades. Utilizó varios factores para asignar los conjuntos bien al Olduvaiense Desarrollado o al Achelense, tales como los tipos de rocas que se utilizan para dar forma a las hachas de mano, tamaño y morfología bifaz, y las frecuencias relativas de las hachas de mano.
    • El erectus aparece antes de 1,7 Ma. El primer Achelense es ligeramente posterior a los primeros restos claros de erectus (Kokiselei 4 y Konso Gardula; Beyene et al, 2013), pero la mayoría de los restos arqueológicos hasta 1,5 Ma son Olduvaienses. Por otra parte, fuera de África, erectus precede al Achelense durante cientos de miles de años. Homo georgicus no contaba con tecnología achelense.
    Argumentos a favor de una invención vinculada al erectus
    • Isaac (1969) sostiene que la mejora de las técnicas necesarias para pasar de una tradición a otra no podría haberse obtenido de una forma gradual; se trata de una manipulación completamente distinta.
    • De la Torre y Mora (2013) sostienen que los sitios Olduvaienses podrían atribuirse a Homo habilis y los Achelenses a erectus, pero la mayor parte de los sitios tanto Olduvaienses como Achelenses, comprendidos entre las tobas IIB y IIC están desprovistos de fósiles de homínidos o están asociados a restos de H. habilis o Paranthropus.

    Lecho II
    Miembro superior
    BK
    Olduvaiense Desarrollado B.
    TK
    Achelense Inicial (LF) y Olduvaiense Desarrollado B (UF)
    Miembro medio
    SHK
    Olduvaiense Desarrollado B.
    MNK Main Site
    Achelense Inicial
    FC West
    Olduvaiense Desarrollado B.
    CK
    Achelense Inicial
    Elephant K
    Achelense Inicial
    EF-HR
    Achelense Inicial
    MNK Skull Site
    Olduvaiense
    FLK North Sandy Conglomerate
    Olduvaiense Desarrollado A
    HWK East Sandy Conglomerate
    Olduvaiense Desarrollado A
    Miembro inferior
    FLK North Dinotherium Level
    Indeterminado.
    FLK North clay with root casts
    Indeterminado.
    HWK East, Level 2
    Indeterminado.
    FLK West
    Achelense Inicial
    Lecho I
    Miembro superior
    Superior
    FLK North, Levels 6-1
    Olduvaiense
    Medio
    FLK upper levels
    Indeterminado.
    FLK Zinjanthropus Floor
    Olduvaiense
    FLK NN Levels 1,2,3
    Olduvaiense
    Inferior
    DK Levels 1,2,3
    Olduvaiense
    FLK NN Level 4
    Indeterminado.

    El Achelense como una adaptación a los cambios ecológicos

    Los grandes cambios climáticos hacia la aridez se documentan en Olduvai hace ca 1,7 Ma (cama inferior II) y ca 1,3 Ma (cama superior II). También se registran en la cuenca del Omo y en la Formación Busidima. La coincidencia en el tiempo de estos cambios climáticos y la aparición de los primeros conjuntos achelenses sugieren que el clima actuó como un detonante de la innovación tecnológica.

    Según Hay (1976) En Olduvai, nueve de diez conjuntos Achelenses están lejos del paleolago y el otro es indeterminado, mientras que siete de los conjuntos Olduvaienses Desarrollados se hallaron en las orillas del paleolago y el resto son indeterminados. Esta interpretación se reproduce en Peninj donde los conjuntos achelenses se encontraron más lejos del lago que los Olduvaienses (Domínguez-Rodrigo et al, 2009).

    Los hallazgos en BK y SHK muestran que los homínidos continuaron explotando animales de tamaño pequeño y mediano de forma similar a la descubierta previamente en FLK Zinj. La explotación de la megafauna, con escasa evidencia antes de 1,5 Ma, parece aumentar en Bed II.

    Los problemas y hallazgos anteriormente referenciados dieron lugar a una hipótesis ecológica del origen del Achelense africano (Domínguez-Rodrigo et al, 2005; Neither Hay, 1976). Según esta hipótesis el Achelense no es un producto del erectus sino que constituye una respuesta a las oportunidades y restricciones ambientales. Las soluciones tecnológicas locales no pueden separarse de un marco contextual y regional más amplio y la tecnología a nivel de sitio es una expresión de un sistema regional que requiere información contextual para explicarse.

    En contra de la hipótesis ecológica hay que apuntar que el Modo 1 va más allá de estas crisis y se observa en regiones de muy diversas condiciones ambientales.

    Geraads (2018) considera que en la transición al achelense no estuvo presente un cambio climático o faunístico.

    Reconstrucción del paisaje de Olduvai

    Kokiselei KS4

    1,87-1,76 Ma. Texier, 2018.
    Debido a la erosión sufrida por el conjunto arqueológico, en una capa de arcillas de inundación y la baja concentración de los artefactos, el yacimiento solo pudo ser objeto de excavaciones limitadas, aunque se realizó una extensa recolección de superficie. 
    El conjunto comprende 202 artefactos. El 85,3%, de fonolita, 6,3% de basalto y 8,4% de traquita.
    Este ensamblaje se caracteriza esencialmente por la presencia de grandes lascas y herramientas pesadas, estas últimas obtenidas por talla, división de grandes guijarros de fonolita y por conformación de los productos de fracturamiento, o por conformación directa, unifacial o bifacial, de guijarros planos de fonolita. Los guijarros de fonolita alcanzan o exceden los 30 cm de longitud en su eje largo. La percusión directa con martillos pesados ​​de guijarros sobre un yunque era una forma efectiva de dividir las piezas. El resto de conjunto consiste en núcleos y escamas no tratadas, de tamaño muy variable (hasta 20 cm), que muestran, sin una organización particular, el uso de materiales a menudo pobres en calidad. Los martillos está ausentes. Los artefactos pesados, 28 elementos, incluyen picos con secciones triédricas (n = 8) o cuadradas (n = 3), unifaciales (n = 8) o mangos de forma aproximada (n = 3), así como piezas dejadas en bruto (n = 6).
    Las características métricas y técnicas de las piezas grandes con forma de adoquines planos, partidos o fracturados en el yunque ponen el ensamblaje lítico de KS4 en discontinuidad tecnológica con el Olduvaiense en general y con los hallazgos de los sitios contemporáneos o algo más antiguos del Complejo de Kokiselei, anunciando nuevos métodos de adquisición y estandarización de los positivos a conformar que necesitaron decenas de miles de años para tomar forma y establecerse como marcadores tecnoculturales del achelense. La necesidad de sortear obstáculos hasta entonces técnicamente insuperables obligó a los talladores de KS4 a buscar nuevas fuentes de suministro ricas en guijarros grandes y planos, que encontraron en su entorno cercano (Harmand 2005). El trabajo bifacial o unifacial de guijarros previamente divididos y/o fracturados en el yunque, o de guijarros grandes y planos, implica el uso de tres variantes de la percusión directa. El doble impacto causado por la percusión en un yunque con un martillo pesado permite la fractura de guijarros gruesos, inutilizables de otro modo, y genera superficies de fractura notablemente planas. Tras la división, los guijarros se trabajaban luego de manera sumaria para extraer series cortas de escamas de forma unifacial directa o alterna o alternando bifacial. El estudio de las herramientas pesadas, refleja una secuencia que nunca pasa de doce extracciones en las piezas más elaboradas. El aspecto muy básico de la conformación se debe a la representación aún deficiente de los talladores con el orden de las eliminaciones a efectuar y con una falta de precisión en la ejecución de los gestos técnicos, y en menor medida, a la calidad a veces mediocre de la materia prima trabajada. Es evidente en los talladores de KS5 el control tecnológico de la talla en las tres dimensiones del espacio. Unas decenas de miles de años más tarde, apareció en yacimiento vecino KS4 la transformación parcial por conformación bifacial. Mucho más tarde, se organizaron las secuencias, luego se estandarizaron y aparecieron otras técnicas.

    Gona OGS-12

    254 artefactos (177 en superficie y 77 in situ en una excavación de 4x3 m). Hachas de mano, picas y cuchillas.
    La mayoría de los artefactos son de traquita y riolita, con una representación sustancial de basalto, en parte con materia prima alóctona. 
    Alrededor de 315 restos de fauna (huesos, dientes y cuerno; son abundantes los bóvidos).
    Se han identificado actividades de hominini en seis fósiles con marcas de corte y otros tres huesos que muestran evidencia de intencional. La explotación de médula fue identificada por la presencia de fosas de percusión en huesos largos, una escama ósea y un elemento radial. Esto sugiere una explotación de todos los segmentos esqueléticos (cráneo, tronco y extremidades). Además, las marcas de corte identificadas sugieren que los hominini tuvieron acceso temprano a la presa, al menos en bóvidos pequeños: La ubicación de las marcas en los ejes intermedios de los huesos de las extremidades está probablemente relacionada con la carnicería de los huesos completamente carnosos e implica un acceso temprano a los cadáveres (Bunn 1986, 2001; Domínguez-Rodrigo y Pickering 2003; Pickering y Domínguez-Rodrigo 2006; Pickering y Egeland 2009; Sahnouni et al. 2013a, b).
    Las roturas óseas intencionales para explotaciones de médula ósea se han identificado solo en  medios y grandes ungulados sin marcas de corte. Las marcas de rotura en los huesos son escasas; no se han observado marcas de dientes carnívoros en estas carcasas, lo que sugiere que no participaron en la adquisición de animales grandes y que los hominini tuvieron acceso ocasional a carcasas de animales grandes.
    La competencia hominina-carnívora por los recursos animales era rara o nula, al menos en este sitio. Como algunos autores han sugerido (por ejemplo, Domínguez-Rodrigo et al. 2007; Pickering y Egeland 2009), los homininos de 1,8 Ma tuvieron éxito en la adquisición y el procesamiento de canales de animales, lo que indica un acceso temprano y regular a los recursos animales (Semaw et al, 2018).

    Peninj

    Datado en hace 1,5-1,4 Ma, ubicado en la orilla occidental del Lago Natron (Tanzania), es una de las fuentes clásicas arqueo-paleontológicas para el estudio del achelense temprano en África.
    Excavado por Glynn Isaac en las décadas de los sesenta y ochenta, desde entonces se llevaron a cabo otros programas de investigación en Peninj, particularmente el enfoque de arqueología del paisaje realizado por M. Domínguez-Rodrigo entre 1995 y 2005. En 2007, se reanudó el trabajo de campo que continúa en la actualidad (Fernando Diez-Martín, Policarpo Sánchez-Yustos y Luis de Luque, 2018).

    La industria del TSC aparece en un estrato homogéneo que se depositó en un periodo corto de tiempo y dentro de las mismas condiciones ambientales: un área aluvial en un entorno deltaico, visitado de forma esporádica por hominini para procesar las canales obtenidas en las proximidades (Domínguez-Rodrigo et al, 2005; Domínguez-Rodríguez et al, 2009). Las colecciones líticas recuperadas de esta paleosuperficie, se caracterizan por la producción de lascas pequeñas a medianas, con un porcentaje muy bajo de retocados y unos pocos núcleos, martillos y guijarros sin modificar.

    Debido a su composición, los conjuntos de TSC se definieron por primera vez como pertenecientes al Olduvaiense (de la Torre et al. 2003), en un momento en el que se superponía cronológicamente con el primer Achelense en otras partes de África Oriental (Semaw et al. 2009). Sin embargo, según una reciente reinterpretación regional de la evidencia arqueológica del lago Natron, esta industria encaja mucho mejor dentro del Achelense (de la Torre 2009). Desde esta nueva perspectiva, el núcleo y la escama de TSC representarían una adaptación funcional-económica-técnica a un aluvial y las diferentes áreas arqueológicas del Lago Natron deberían considerarse subsistemas achelenses interconectados e impulsados por diferentes intereses y / o limitaciones ambientales, de ubicación, económicas y funcionales.

    Siguiendo a de la Torre et al (2003), en el nivel TSC de Peninj, se reconocen núcleos tallados mediante el método centrípeto jerárquico bifacial:
    • (1) Dos superficies separadas por un plano de intersección, en el cual (2) la relación entre superficies es jerárquica, con la superficie principal actuando como área de explotación (destinada a la obtención de escamas) y la superficie subordinada, que sirve como superficie de preparación (destinada a la preparación de plataformas de golpeo). La relación jerárquica entre ambas superficies (preparación/explotación), parece no intercambiable, ya que su papel se mantuvo estable durante todo el proceso de descamación.
    • (3) El mantenimiento de esta estructura volumétrica fue dirigido a la obtención de escamas predeterminadas. (4) Las escamas desprendidas de la superficie de descamación principal es paralela o sub-paralela con respecto al plano de intersección. (5) La superficie de preparación produjo escamas secantes con respecto al plano de intersección entre ambas superficies.
    De la Torre et al, 2003; de la Torre y Mora, 2009 han argumentado que los núcleos más frecuentes en TSC (centrípetos unifaciales, centrípetos jerárquicos y multifaciales) representaban la continuidad de una secuencia tecnológica única. Sin embargo, interpretaciones recientes consideran que las estrategias de explotación se basaron en el principio técnico de alternancia discontinua de diferentes superficies (preferentemente dos) (Moreno-Mayar et al, 2018).

    Los factores ambientales en Olduvai

    Los indicadores paleoclimáticos muestran una tendencia a la sequía en el nivel superior de Bed I, que dio lugar a las condiciones más áridas observadas en Bed II
    • Emily J. Beverly, Gail M. Ashley y Steven G. Driese (2014) han identificado una hidrología fluctuante entre 1,81-1,79 Ma indicativa de un ciclo de precesión y consistente con los registros de la Garganta de Olduvai y de todo el este de África. En este intervalo temporal se produjeron las primeras migraciones de homínidos Out of Africa huyendo de un ambiente con escasez de agua, estacionalidad de precipitación anual y grandes variaciones en las precipitaciones debido a la precesión.
    • Esta hidrología en combinación con los cambios tectónicos, actuó como factor de dibujo para los homínidos y otros animales (Gail M. Ashley, Emily J. Beverly, Nancy E. Sikes y Steven G. Driese, 2014).
    • Doris Barboni (2014) ha integrado toda la información obtenida sobre la paleobotánica de Laetoli, Olduvai y Peninj. Los registros sugieren una vegetación similar a la actual. Las gramíneas de tipo C4 aparecen hace ~3,7 Ma y llegan a ser dominantes poco después (~3,66 Ma), probablemente en respuesta a la disminución de las precipitaciones. Hace ~2,6 Ma los pastos xerófilos C4 documentan una fuerte aridez durante el período de intensificación de la glaciación del hemisferio norte (~2,7-2,5 Ma). Después de 2 Ma, el registro de Olduvai indica patrones de vegetación complejos de pastizales, bosques cerrados, humedales y palmares vinculados a precipitaciones oscilantes, con variación en los niveles del lago. Cuando la variabilidad del clima húmedo-seco fue extrema en África Oriental (~1,9-1,7 Ma), los manantiales de agua dulce pueden haber ofrecido un refugio para varias especies, incluidos los homínidos.
    • A pesar de la competencia de los carnívoros, Charles P. Egeland (2014) muestra que otros factores como el agua, la cubierta de árboles, la tierra seca, y la disponibilidad de materias primas fueron más importantes para la selección de los lugares específicos en los que los homínidos llevaron a cabo sus actividades ya que las medidas de destrucción ósea no están relacionadas con los patrones de descarte lítico y carnicería.
    Localización de Olduvai y localidades designadas por Leakey (1971)

    El registro de Olduvai

    El registro de Bed II es un ejemplo particularmente significativo que sugiere que si queremos construir inferencias sólidas y significativas sobre las estrategias de vida de los homínidos, no podemos separar la tecnología de otros aspectos económicos, ecológicos, funcionales y regionales. Así, Alia N. Gurtov y Metin I. Eren (2014) han comprobado que los resultados experimentales son consistentes con la idea generalizada de que los homínidos del Paleolítico Inferior reconocían las diferencias en las propiedades físicas de los diferentes tipos de materia prima. En Olduvai, la reducción bipolar, que requiere poca o ninguna habilidad, se utiliza solo en el cuarzo y no sobre el basalto porque en aquel material el resultado es ventajoso.

    Ubicación de FLK Zinj y PTK. Domínguez-Rodrigo y Cobo-Sánchez, 2017.
    • FLK Zinj (1,8 Ma).
      • Manuel Domínguez-Rodrigo, Henry T. Bunn y José Yravedra (2014) han analizado conjuntamente las marcas de corte, las marcas de dientes y las marcas de percusión, en los restos de animales de FLK Zinj y las han comparado con las obtenidas de forma experimental. El acceso primario y secundario a los cadáveres produce diferentes combinaciones de frecuencia de todas estas marcas, que pueden ser de diagnóstico del tipo de acceso. Los resultados proporcionan apoyo robusto para el acceso primario de los homínidos de FLK Zinj.
      • Agness O. Gidna, Bernard Kisui, Audax Mabulla, Charles Musiba y Manuel Domínguez-Rodrigo (2014) contribuyen con un estudio longitudinal de la explotación del canal por felinos y humanos en el Parque Nacional de Tarangire.
      • Henry T. Bunn y Alia N. Gurtov (2014), proporcionan una prueba más convincente de que la caza fue la principal estrategia utilizada para obtener los cadáveres de animales: El perfil de mortalidad del conjunto está dominado por los adultos de grandes bóvidos. Además de la caza de homínidos, otros tres métodos de recolección de residuos podrían haber proporcionado estos resultados: acceso primario de carroñeros a víctimas de accidentes no relacionados con depredadores; acceso secundario de carroñeros a víctimas de depredadores; acceso primario de carroñeros agresivos a víctimas de depredadores. El perfil que domina en FLK Zinj es significativamente diferente de los perfiles de mortalidad formados por los tres métodos de barrido, lo que indica que son resultado de la caza por el Homo temprano.
      • Lucía Cobo-Sánchez, Julia Aramendi y Manuel Domínguez-Rodrigo (2014) muestran evidencia convincente de que la acción lacustre o atmosférica por sí sola es insuficiente para causar la aloctonía mostrada por los conjuntos de Bed I.
      • Según el estudio geomorfológico, sedimentológico, estratigráfico y geométrico efectuado por D. Uribelarrea, M. Domínguez-Rodrigo, A. Pérez-González, J. Vegas Salamanca, E. Baquedano, A. Mabulla, C. Musiba, D. Barboni y L. Cobo-Sánchez (2014) en base a 30 zanjas excavadas alrededor de FLK Zinj, el sitio se encuentra en el borde de una plataforma elevada de hábitats boscosos, rodeada de ambientes más abiertos y herbosos situados en las partes más bajas de la planicie lacustre. En el sur existían áreas de entrada, probablemente en forma de abanicos aluviales, siguiendo una dirección norte-sur. Un estudio arqueológico de las trincheras excavadas revela un agudo contraste en fósiles y de densidad de herramientas de piedra entre FLK Zinj y el paisaje circundante lo que apoya la hipótesis de que el sitio pudo haber constituido un centro de recepción de canales, carnicería y consumo.
      • La mayoría de los materiales arqueológicos se superponen en un clúster, con una densidad decreciente de herramientas de piedra y huesos al alejarse de la base del racimo. El cúmulo es extremadamente denso y contrasta fuertemente con el espacio circundante. La concentración espacial de herramientas de piedra forma de un punto caliente más marcado que el documentado para los huesos fósiles; fueron descartadas y se acumularon en una porción muy pequeña del espacio. La superposición en la agrupación de los fósiles y herramientas de piedra sugiere la utilización de estas para un acceso primario a los canales de los animales y un comportamiento cooperativo y de intercambio de alimentos sustentado en una estructura social no basada en familias nucleares (Domínguez-Rodrigo y Cobo-Sánchez, 2017).
    • PTK (Philip Tobias Korongo) 
      • Está situado ~ 500 m al sur de FLK Zinj. Descubierto en 2012. Contiene tres capas arqueológicas discretas. La más densa (nivel I) corresponde a la mmisma paleosuperficie que FLK Zinj y también está cubierta por la Tufa IC. El área excavada, de unos 80 m2, exhibe una densa concentración de herramientas de piedra y huesos fósiles. Los estudios preliminares del conjunto sugieren carnicería de homínidos y uso de herramientas de piedra. La cantidad de huesos rotos es importante, incluyendo restos axiales. Se observa el mismo patrón de distribución de materiales arqueológicos que en FLK Zinj (Domínguez-Rodrigo y Cobo-Sánchez, 2017).
    • FLK North (1,8 Ma).
      • Gail M. Ashley, Henry T. Bunn, Jeremy S. Delaney, Doris Barboni, Manuel Domínguez-Rodrigo, Audax ZP Mabulla, Alia N. Gurtov, RoniDell Baluyot, Emily J. Beverly y Enrique Baquedano (2014) interpretan los componentes del sitio FLK North, donde ha aparecido una acumulación de fósiles, cerca de un humedal dominado por la actividad de los carnívoros. FLK North está delimitado verticalmente por las tufas Ng'eju (1,818 ± 0,006 Ma) e IF (1,803 ± 0,002 Ma), y está formado por 9 niveles que comprenden un registro relativamente continuo en un ciclo de precesión de Milankovitch (seco-húmedo-seco). A medida que el lago se desvaneció durante la parte seca del ciclo, los suministros de agua superficiales disminuyeron y los manantiales y humedales subterráneos se convirtieron en el suministro de agua dulce dominante. El análisis de los huesos y artefactos fósiles recién recuperados ha demostrado que los huesos de animales grandes son en gran medida producto de la caza y alimentación de felinos y hienas.
    Estratigrafía del sitio SHK-1

    Figure 1
    Estratigrafía de FLK-West. D. Uribelarrea.
    • FLK-West
      • F. Diez-Martín, P. Sánchez Yustos, D. Uribelarrea, E. Baquedano, D. F. Mark, A. Mabulla, C. Fraile, J. Duque, I. Díaz, A. Pérez-González, J. Yravedra, C. P. Egeland, E. Organista y M. Domínguez-Rodrigo (2015). Yacimiento achelense temprano, el más antiguo con asociación de explotación de fauna. Los hallazgos incluyen grandes herramientas de corte (LCT) simples y elaboradas y hachas de mano bifaciales y huesos con marcas de corte, de bóvidos, suidos y équidos. FLK-West está justo encima de la Tufa IIA, datada en ca 1,7 Ma. La muestra lítica recuperada asciende a 2.120 artefactos, distribuidos a lo largo de las 6 unidades arqueoestratigráficas reconocidas en la secuencia de excavación. El grueso de la colección está elaborado en cuarzo de Naibor Soit (73,67%), seguido a distancia por rocas volcánicas (18,2%) y sílex (7,07%). En todos los niveles estratigráficos se encontró una representación variable de guijarros no modificados, elementos de percusión, fragmentos indeterminados y herramientas. La producción de escamas, medianas en su mayoría, se efectuó mediante una variedad de estrategias unifaciales, bifaciales y multifaciales y modelos lineales, ortogonales y centrípetos. También se documenta reducción bipolar. En general, los artefactos difícilmente pueden atribuirse a los tipos achelenses clásicos (como hachas de mano, cuchillas y picos triédricos), son toscos y carecen de cualquier tipo de simetría. Proceden de una reducción bifacial y preferentemente no invasiva. Sin embargo, han sido recurrente y eficientemente formados o retocados para producir zonas puntiagudas distales contundentes y filos. Estas formas LCT simples coexisten en el mismo conjunto con hachas de mano muy sofisticadas. Los rasgos achelenses más significativos se observan en los dos niveles inferiores, en especial en L6, donde se han documentado 35 grandes escamas de cuarzo de Naibor Soit, 4 núcleos masivos dedicados a la producción de grandes lascas y 28 grandes herramientas de corte (LCT), incluyendo hachas de mano verdaderamente bifaciales. Estos artefactos son particularmente grandes en longitud, la anchura y grosor. En contraste con Kokiselei y Konso, FLK West proporciona evidencia de que las habilidades de talla relativamente avanzadas estuvieron presentes desde el inicio del Achelense. La mayoría de los elementos faunísticos corresponden (por orden de abundancia) a huesos largos, dientes y axiales (costillas). La preservación de los restos es buena, aunque varias superficies han sido afectados por la exposición al agua. Las modificaciones de la superficie del hueso incluyen marcas de corte (4 huesos), de percusión (13) y de dientes (14), todas ellas en huesos largos.
      • Mientras que FLK West ha deparado restos achelenses, otros sitios contemporáneos de Olduvai, conmo HWK, HWK-E y HWK-EE están asociados con conjuntos olduvaienses. La reconstrucción del entorno sedimentario y la geomorfología de las paleosuperficies indican que todos estos sitios formaban parte del mismo sistema fluvial, aunque se localizaban en diferentes secciones de su curso. Los niveles olduvaienses se sitúan en pequeños canales ramificados poco profundos mientras que los artefactos achelenses están asociados a un canal ancho y profundo, formado por la confluencia de varias corrientes, que proporcionó una mayor disponibilidad de agua y una vegetación más espesa (Uribelarrea et al, 2017).
    • TK (Thiongo Korongo; 1,35 Ma).
      • Manuel Santonja, et al (2014); Manuel Santonja et al (2018) han realizado un estudio tecnológico y paleoeconómico del conjunto lítico de 5.805 piezas recuperado en el nivel inferior (TKLF). El carácter del sitio, así como las actividades llevadas a cabo en el mismo, han sido influenciados en gran medida por las materias primas utilizadas principalmente de procedencia próxima. Se pueden identificar dos diferentes cadenas operatorias: una basada en la obtención de lascas a partir de rocas volcánicas y cuarcita y otra en la fabricación de grandes y altamente estandarizados bifaces que fueron producidos, utilizados y abandonados en el sitio.
      • En la campaña de 2017, el Equipo del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), liderado por Manuel Santonja, ha hallado, en un nivel datado en 1,3 Ma, un molar y fragmentos de un mismo húmero de erectus junto a abundantes herramientas líticas achelenses y restos óseos de elefante (Palaeoloxodon recki). Las diferencias observadas, en particular la presencia de miles de útiles líticos, muchos de ellos de gran tamaño y un número reducido de restos óseos en el nivel inferior, frente a una menor densidad de piezas líticas con una significativa presencia de mega herbívoros en el nivel superior, permiten plantear la hipótesis de que en estos niveles se desarrollaron distintas actividades. Esta variabilidad, que se produce en un corto espacio de tiempo, se interpreta como el producto de distintos patrones de conducta y se descarta que respondan a desarrollos tecnológicos evolutivos en el achelense.
    Estratigrafía de BK. Organista et al, 2017.
    • BK (Bell's Korongo; 1,34 Ma).
      • Descubierto en 1935 por L. Leakey. Desde 2006 las excavaciones corren a cargo de The Olduvai Palaeoanthropology and Paleoecology Project (TOPPP) (Domínguez-Rodrigo et al, 2009) con la recuperación de más de 6.000 restos de fauna, 1.575 artefactos líticos y el único esqueleto parcial de Paranthropus boisei del que disponemos (Domínguez-Rodrigo et al, 2013a,b). El conjunto lítico consta en su mayor parte de lascas simples de cuarcita asociadas con el Olduvaiense Desarrollado B (Leakey, 1971; Díez Martín et al, 2009; Sánchez-Yustos et al, 2016, 2017). Además se han recuperado herramientas retocadas incluyendo un pequeño número de bifaces (Sánchez-Yustos et al, 2017). La megafauna muestra evidencias de explotación antropogénica que sugieren que los humanos fueron el principal agente de la acumulación.
      • M. Domínguez-Rodrigo, H.T. Bunn, A.Z.P. Mabulla, E. Baquedano, D. Uribelarrea, A. Pérez-González, A. Gidna, J. Yravedra, F. Diez-Martin, C.P. Egeland, R. Barba, M.C. Arriaza, E. Organista y M. Ansón (2014) recuerdan el descubrimiento de abundantes pruebas de explotación de megafauna. La carnicería de canales tanto grandes como medianos y pequeños señalan la importancia de la carne en el comportamiento del erectus. BBK contiene la mayor cantidad de huesos modificados por homínidos y animales descuartizados de todo el registro arqueológico del Pleistoceno Temprano. La caza era una parte integral de la conducta adaptativa del erectus, aunque en la explotación de la megafauna pudieron darse más conductas oportunistas. La organización del sitio sugiere una distribución espacial diferente a la mostrada por homínidos anteriores, tal como se documenta en sitios como FLK Zinj. Esto revela la necesidad de nuevos modelos de comportamiento para explicar la funcionalidad de campamentos centrales achelenses.
      • Policarpo Sánchez-Yustos, Fernando Diez-Martín, Manuel Domínguez-Rodrigo, Javier Duque, Cristina Fraile, Enrique Baquedano y Audax Mabulla (2017) han reconstruido los procesos de producción de escamas de los conjuntos líticos recuperados en SHK y BK, encontrando una gran homogeneidad tecnológica. La producción de escamas no se llevó a cabo a través de esquemas técnicos y geométricos rígidos, y los productos obtenidos no fueron predeterminados. Sin embargo, su mera presencia es muy sugerente, ya que confirma una fuerte relación entre el Olduvaiense Desarrollado y los primeros conjuntos achelenses.
      • Elia Organista, Manuel Domínguez-Rodrigo, José Yravedra, David Uribelarrea, Mª Carmen Arriaza, Mª Cruz Ortega, Audax Mabulla, Agness Gidna y Enrique Baquedano (2017) presentan los resultados del nuevo subnivel BK4c. Los Hominini tuvieron un papel principal en la acumulación de los fósiles. Los conjuntos de BK4b y BK4c indican una repetida ocupación del sitio por períodos cortos de tiempo. La funcionalidad del sitio es potencialmente diferente de la inferida a períodos anteriores, donde los sitios eran más pequeños y mostraban una agrupación espacial menos marcada de las herramientas líticas.
      • Lloyd A.Courtenay, José Yravedra, Julia Aramendi, Miguel Ángel Maté-González, David M.Martín-Perea, David Uribelarrea, Enrique Baquedano, Diego González-Aguilera y Manuel Domínguez-Rodrigo. Los niveles arqueológicos inferiores de BK se caracterizan por la actividad antropogénica relacionada con la explotación de megafauna (elefante, hipopótamo, Sivatherium) y caza menor (cebra, ñus y antílopes). Estos restos muestran una alta frecuencia de marcas de corte. El estado excepcional de conservación del conjunto fósil BK ha permitido una amplia gama de análisis diferentes que, entre otras cosas, detectaron el uso de cuarcita en las actividades de carnicería a través del estudio de las marcas de corte, con preferencia por una composición granular más fina, lo que sugiere que los pobladores ya estaban seleccionando las mejores materias primas para su uso en actividades específicas.
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