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miércoles, 21 de agosto de 2013

El arco longitudinal del pie en la evolución humana

Comparación de las presiones relativas del pie en humanos y simios no humanos.
(a) gráfico que muestra la distribución de frecuencias de la presión de la parte media del pie como un porcentaje de la máxima presión global individual para el bonobo, orangután y dos sujetos humanos con una presión alta en la parte media del pie.
( b - d ) Registros medios de presión plantar de ( b ) bonobos, ( c ) orangutanes y ( d ) un sujeto humano, para las categorías de presión media tomadas en ( a ) (a la izquierda presión media del pie menos del 25% del máximo; en el medio 50-75%; a la derecha más del 90%.
La evidencia fósil de estabilización del arco longitudinal del pie se utiliza con frecuencia para considerar bípedo a un antepasado ​​humano. Se considera que la parte media del pie humano se ha estabilizado para permitir a los metatarsianos actuar como una palanca de propulsión, mientras que en los simios esta estructura muestra mucha movilidad.

Según, Karl T. Bates, David Collins, Russell Savage, Juliet McClymont, Emma Webster, Todd C. Pataky,Kristiaan D'Aout, William I. Sellers, Matthew R. Bennett y Robin H. Crompton, partiendo por vez primera de datos cuantitativos, la presión plantar con elevada presión lateral en la parte media, se produce con frecuencia en los seres humanos sanos, habitualmente calzados, con magnitudes que en algunos individuos se aproximan al máximo absoluto del pie. El mismo rango de presión está presente en los bonobos y los orangutanes (el simio más arborícola), produciendo superposición con la presión humana. La bipedación en los grandes simios se caracteriza por una gran variación inter e intra-individual de la presión plantar en la parte media del pie. La estabilización del arco lateral en los seres humanos no es obligada y es a menudo transitoria. Estos hallazgos sugieren falta de relación entre la rigidez del pie durante la marcha y la estructura osteológica, por lo que en los homínidos extintos la morfología del hueso fosilizado solo puede proporcionar una indicación aproximada de la función de la parte central del pie. En cambio, parece que los tejidos blandos son determinantes para la compliancia y movilidad de la parte central del pie. La evidencia de tejidos plantares gruesos en Ardipithecus ramidus sugiere una combinación de modulación activa (músculos y huesos) y pasiva (tejidos blandos) de la compliancia del pie como la humana, dando apoyo a un origen arbóreo de la bipedación (bipedación arbórea con ayuda manual o compressive orthogrady).

Los autores proponen que la conformación musculoesquelética de la parte media del pie humano moderno evolucionó hacia una funcionalidad ajustable, más que hacia una estructura obligatoriamente rígida. Esta retención de una cierta flexibilidad en los pies, pudo relacionarse con la capacidad de caminar y correr largas distancias por terrenos con diferentes características de dureza y desnivel.

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