Los sapiens modernos coexistieron en Australia con la megafauna durante unos 15 ka. Según Gifford H. Miller, los primeros habitantes de Australia incrementaron la frecuencia de incendios para facilitar la caza o promover el crecimiento de determinadas plantas. Susan Rule et al (2012) y Matt McGlone (2012) piensan que la extinción de la megafauna australiana fue causada únicamente por la acción humana. Según
Raquel A. Lopes dos Santos et al (2013) la extinción de los grandes herbívoros condujo a la acumulación de vegetación propensa al fuego en el paisaje australiano. Entre 43-40 ka, la quema de biomasa produjo una reducción transitora de la abundancia de plantas C4.
Tim J. Cohen,
John D. Jansen,
Luke A. Gliganic,
Joshua R. Larsen,
Gerald C. Nanson,
Jan-Hendrik May,
Brian G. Jones y
David M. Price han datado las líneas costeras y los depósitos fluviales del Lago Eyre. El gran lago entró en una fase final y catastrófica de secado hace 48 ± 2 ka, coincidiendo con la extinción del pájaro gigante,
Genyornis newtoni y el marsupial gigante
Diprotodon (50-45 ka).
La extinción de los grandes herbívoros
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