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(a-c): Strait et al. (d-e): Wood. (f-g): Skelton y McHenry. (h-i): Walker et al. (j): Delson y Grine. |
La evolución del género Homo no es lineal ya que existieron
procesos de cladogénesis.
Habría que resolver la duda
de si el taxón Homo forma o no un grupo
monofilético. Para Wood y Collard, si varias especies se mantienen lo bastante próximas
entre sí como para merecer ser consideradas todas ellas un género, cabe pensar que
sus soluciones adaptativas no habrán de diferir demasiado. Apuntan a que el tamaño
y el peso de las diferentes especies de Homo
son muy variados, y no puede decirse de todas ellas que se parezcan más a los humanos
actuales que a los australopitecinos en esos rasgos. Podría tomarse otro rasgo como
la apomorfia de la bipedia. Respecto al tamaño relativo del cerebro K. rudolfensis, H. ergaster y H. heidelbergensis
están más próximos a los australopitecinos que a los humanos actuales. Como conclusión
sostienen que, si se pretende incluir esos distintos taxa mencionados, el grupo
resulta parafilético, por lo que sugieren limitar el número de especies incluidas
en el género Homo a aquellas que están más próximas a los humanos actuales que a
los australopitecinos y sacar del género tanto a H. habilis como a H. rudolfensis.
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Filogenia de los homínidos. Los números entre paréntesis representan la antigüedad media de las correspondientes especies. Los números en itálica, representan la longitud de la rama en millones de años. Los números en gris, representan la antigüedad de los nodos. Aida Gómez-Robles et al (2013). |
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