Laura T. Buck y Chris B. Stringer exponen una hipótesis alternativa, basada en la etnografía moderna: los rastros de plantas medicinales en los dientes de los neandertales se deben al consumo de estómagos de hervíboros.
Este consumo es practicado por muchas culturas, como los aborígenes australianos, que comen el quimo de canguro, y los inuit de Groenlandia que consumen los estómagos de los renos como un manjar.
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