Se cree que la correlación inversa entre la pigmentación de la piel y la latitud observada en las poblaciones humanas ha sido moldeada por las presiones selectivas que favorecen una piel más clara, a fin de facilitar la síntesis de vitamina D en las regiones alejadas del Ecuador.
Según sus conclusiones, los genes relacionados con la piel pálida (TYRP1, SLC24A5 y SLC45A2) se extendieron entre las poblaciones europeas hace tan sólo 19-11 ka. Otro gen relacionado con la piel pálida, KITLG, compartido por europeos y asiáticos, se extendió hace 30 ka.
Los autores sugieren que estos patrones se vieron influidos por el mayor tamaño de las poblaciones humanas, lo que favoreció la acumulación de variantes ventajosas en diferentes loci.
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