Chimpancés del Santuario Nacional de Chimpancés de Louisiana. Foto: Gtres. |
Matthew A. Carrigan, Oleg Uryasev, Carole B. Frye, Blair L. Eckman, Candace R. Myers, Thomas D. Hurley, y Steven A. Benner han estudiado el gen ADH4 en 28 mamíferos diferentes, incluyendo 17 primates. Examinaron los árboles genealógicos de estas 28 especies, para investigar su filogenia y cómo los genes ADH4 evolucionaron con el tiempo. Probaron la capacidad de los distintos alelos actuales y ancestrales de romper el etanol y otros alcoholes.
Los resultados sugieren que una única mutación genética, hace ca 10 Ma proporcionó a los simios africanos una mayor capacidad para romper el etanol. Este cambio ocurrió aproximadamente cuando nuestros antepasados adoptaron un estilo de vida terrestre y pudo incrementar la capacidad de alimentación con la fruta más madura y fermentada que cae al suelo, permitiendo superar la crísis climática del Vallesiense. El orangután, que se separó del resto de los simios hace más de 10 Ma, y que presenta un comportamiento más arborícola, no muestra esta variante.
Estos resultados sugieren que los humanos podrían estar predispuestos genéticamente al consumo de etanol, que satisfaría necesidades nutricionales. La disponibilidad de las bebidas alcohólicas tras el descubrimiento de la destilación sería la causa de los problemas de alcoholismo, al exponer el organismo a unos niveles muchos más altos que los generados por las frutas fermentadas.
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